La única forma de aprender a acompañar a un familiar de una persona desaparecida es poniendo el cuerpo, acompañándole, caminando junto a ellos. No podemos aprender desde un escritorio, leyendo un libro o siguiendo un manual de búsqueda; seria como aprender a nadar leyendo un instructivo, no quiero decir que no sea útil capacitarnos, es necesario, nos sirve, pero considero que es indispensable estar presentes. Toda perspectiva o conocimiento que tengamos cambia cuando buscamos con ellos, al ir a una fiscalía a poner una denuncia, al escuchar a una mamá que está desesperada porque no sabe dónde está su hijo o hija, a la hora de llamar al 911 o Locatel para hacer el reporte de una persona desaparecida, al enfrentarnos con la burocracia y la revictimización, al toparnos con la insensibilidad de parte de las autoridades y muchas veces de la sociedad, cuando nos damos cuenta que todos los días desaparecen personas y hay miles de familias que los buscan y buscan y buscan y se organizan, planean acciones, forman colectivos con el único objetivo de seguir buscando y el deseo de encontrar a su ser querido, de encontrar a cualquier desaparecido y poder regresarle un poco de certeza a una familia doliente.
En memoria de Carolina Estefanía Martínez Zea.
Desde 2014 orientamos nuestra atención a familiares de personas desaparecidas, víctimas de violaciones graves a sus Derechos Humanos.