Concientización y empatía social ante la problemática de la desaparición de personas.

«Autora: Sunset Tapia»

Sunset Tapia

Licenciada en sociología y acompañante solidaria en Uniendo Cristales.

¿Alguna vez has experimentado la pérdida? Todos hemos sufrido la pérdida de algún objeto, de alguna mascota, de alguna relación, algún empleo, y la más dolorosa, la de un ser querido.

Imagina el sentimiento de vacío que deja la desaparición de un ser querido. Aquel que sólo puede ser sanado si y sólo si se encuentra a esa persona.

En nuestra sociedad se vive todos los días este crudo y creciente fenómeno. En enero del presente año la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) actualizó las cifras de personas desaparecidas superando los 80,000. Esta cifra aumenta si se toma en cuenta a aquellos que fueron hallados (con o sin vida) y que no estaban registrados como desaparecidos. La deficiencia de la Fiscalía agrava la situación al no realizar investigaciones ni actualizar las bases de datos.

¿Sabes lo que hay detrás de estas terribles cifras? Hay padres, hijos, hermanos, parejas, hay personas viviendo un infierno lleno de procesos burocráticos inútiles, funcionarios y servidores públicos despreocupados y antipáticos, ineficientes y fríos. Revictimización a cada paso, preguntas sin respuesta, pseudoinvestigaciones y un constante sentimiento de incertidumbre.

¿Cómo puede alguien desaparecer sin que nadie vea nada? La falta de empatía, de humanización y, sobre todo, la falta de sensibilidad, hacen que el fenómeno de desaparición se convierta en algo «cotidiano», algo de todos los días, algo «normal» en las noticias. Y por duro que suene, en algo de lo que nadie está exento.

Los familiares de los desaparecidos han luchado día con día, hombro con hombro formando colectivos, asociaciones, grupos que con admirable afán realizan acciones de búsqueda. Porque para ellos cada uno de los desaparecidos tiene nombre, una historia de vida, un valor individual incalculable. Para ellos no son cifras, no son números, son seres amados que fueron arrebatados, que fueron desaparecidos.

A nuestra sociedad acelerada, encapsulada en los quehaceres y en las novedades, le hace falta empatía. A cada uno de nosotros nos hace falta detenernos un momento, ver a nuestro hermano que está pasando por esto. Mirar más allá de números; mirar a las personas. Sentir su ausencia, despertar de nuestra adormecida comodidad. Lamentable es que sólo cuando tenemos el infortunio de vivir esto, es cuando somos empáticos, cuando exigimos justicia.

No esperemos que se nos presente una terrible experiencia como la desaparición de un ser querido para hacer algo. Es imperioso sumarnos a la lucha para que esto se detenga, para que no haya más desapariciones. Es necesario alzar la voz, sumarnos a la búsqueda de nuestros hermanos. Estar alertas.

Si te preguntas la forma en la que puedes ayudar, la respuesta es amplia. Existe el acompañamiento psicosocial durante el proceso de búsqueda, la elaboración y viralización de fichas de búsqueda, participación en búsquedas de campo, apoyo a manifestaciones y peticiones a la Fiscalía y el Gobierno, donaciones de todo tipo (tiempo, recursos, servicios profesionales, monetarios), etc.

Les hacemos la invitación a concientizar sobre esta problemática social y sobre el preocupante incremento de las cifras. Les pedimos encarecidamente no pasar por desapercibida la desaparición de alguien. Nos hacen falta brazos que sostengan, oídos que escuchen, corazones que sientan y manos que colaboren para la búsqueda.

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