Acompañante e Investigador en Ciencias Sociales.
Los procesos de acompañamiento a familiares de personas desaparecidas tienen la posibilidad de crear comunidad. Si bien existe una dimensión íntima y personal del dolor que es inaccesible a la mirada de quien acompaña, existen espacios de apertura y compartición que, anclados en las prácticas concretas de acompañamiento, permiten construir comunidades emocionales, de búsqueda y de justicia. Estas comunidades tienen una doble función que combina el fortalecimiento de los procesos de búsqueda de cada persona y la reconstrucción del tejido social dañado por la violencia.
Hablamos de comunidades emocionales en tanto la experiencia del dolor de quien busca a su familiar se transmite y comparte a cada acompañante a partir del cruce de miradas. Pero no sólo compartimos dolor. Alegría, esperanza, tristeza y rabia son también algunas de las emociones que nos atraviesan en cada búsqueda conjunta. En estos procesos de construcción de comunidades emocionales, la solidaridad y la apertura radical hacia el rostro del otro o la otra es lo que permite el intercambio honesto a partir del amor fraternal.
Hablamos de comunidades de búsqueda en tanto las experiencias de acompañamiento a las prácticas de búsqueda de cada familiar nos permiten intercambiar saberes y conocimientos. Estos procesos nos recuerdan a cada paso (frente a la creciente tecnificación y profesionalización de las búsquedas) la importancia de buscar con el corazón y de involucrar esas comunidades emocionales en las búsquedas. De esta forma emociones, conocimientos y saberes se vuelven una tríada que posibilitan nuevas pedagogías de búsqueda, verdad y justicia.
Finalmente, hablamos de comunidades de justicia en tanto los procesos de acompañamiento nos permiten comprender y participar del sentido profundo de la demanda de justicia de las familias. Estas comunidades de justicia se hacen presentes en las acciones de búsqueda colectivas a partir de las cuales se abona la siembra de una justicia de largo plazo, basada en la transformación social, la reconstrucción del tejido social y la resistencia no-violenta frente a las violencias que nos atraviesan. En este camino buscando nos encontramos y acompañando nos fortalecemos.
Desde 2014 orientamos nuestra atención a familiares de personas desaparecidas, víctimas de violaciones graves a sus Derechos Humanos.